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El Dr. Luis Montoro González sobre el Congreso INTER-CISEV 2015

El Profesor Montoro, Catedrático de Seguridad Vial y Presidente de FESVIAL, nos expone sus impresiones del Congreso Iberoamericano de Seguridad Vial INTER-CISEV

10/07/2015

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Durante los días 15-16-17 de junio tuvo lugar en Madrid el Congreso Ibero-Americano de Seguridad Vial INTER-CISEV. A este Congreso han asistido cerca de 250 especialistas de numerosos países de Latinoamérica, Estados Unidos, Portugal y España. En el amplio programa desarrollado se han tratado distintos temas relacionados con el tráfico y la seguridad vial desde la perspectiva de la formación y la capacitación: educación vial, formación vial, capacitación de formadores, causas de la siniestralidad,  nuevas tecnologías, grupos de riesgo, acciones preventivas, campañas, buenas prácticas, etc.

El Profesor Luis Montoro, Catedrático de Seguridad Vial y Presidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL), intervino en el acto inaugural y coordinó la primera mesa del Congreso, en la que tomaron parte distintas autoridades y especialistas de Perú, Argentina, México, Chile, Cuba, Colombia, Brasil y España (representada por Dña. Mónica Colás, Subdirectora General de Políticas Viales de la Dirección General de Tráfico).

 

1.- ¿Cuáles serían sus conclusiones sobre la mesa de debate en la que participó como moderador durante el Congreso y que trataba la capacitación como eje del fortalecimiento  institucional de la seguridad vial?

Entre los miembros de la mesa hubo total unanimidad en considerar que para abordar de manera seria y rigurosa el complejo tema del tráfico, es necesario que todos los profesionales que intervienen en los distintos ámbitos de la seguridad vial, desde los que planifican campañas, o actúan sobre las infraestructuras, los profesores de autoescuelas o los que trabajan en los centros de reconocimiento de conductores, tienen que estar específicamente capacitados para ello. Esta capacitación tiene que fomentarse desde las instituciones, pero también desde la actitud responsable de los distintos colectivos profesionales. Igualmente se incidió en el hecho de que no puede haber políticas rigurosas en la mejora del tráfico y la seguridad vial, si los responsables de las instituciones no cuentan con el apoyo y asesoramiento de los especialistas en el tema. En este sentido, se aportaron distintos datos que indican claramente que queda mucho por hacer, especialmente en Latinoamérica.

 

2.- ¿Qué tipos de políticas habría que aplicar, en su opinión, en los países iberoamericanos para comenzar a reducir los siniestros viales?

Es importante destacar que en Latinoamérica, en concreto, hay un panorama vial más que preocupante: por poner un solo ejemplo, por cada millón de vehículos mueren siete veces más personas que en Europa. Esto además trae consigo una ruina económica, con un coste real insostenible situado entre el 2-5% del PIB de los países de esta zona. Actualmente y como consecuencia de los siniestros viales, hay unos 130.000 muertos/año en América Latina y Caribe, pero según el Banco Interamericano de Desarrollo, si no se toman medidas de manera rápida y eficaz, se puede llegar en la próxima década a la escalofriante cifra de 450.000 muertos/año.

Lo que se debe hacer para evitar esta situación es muy complejo, pero globalmente se puede decir que el mayor problema está en la falta de voluntad e iniciativas de muchas administraciones que, en sus agendas políticas, no tienen como tema prioritario el problema de la seguridad en el tráfico. En relación con los cuatro grandes componentes de la seguridad vial, en bastantes países la necesidad de actuaciones es evidente. En muchos casos no hay un verdadero Código de la Circulación, que además por falta de personal o medios como radares o etilómetros, hacen imposible el control de las infracciones. También es evidente la necesidad que existe de invertir en infraestructuras y en renovar el parque de vehículos que sufre un gran envejecimiento, lo que conlleva a que se precipite el accidente o se agrave de manera considerable sus consecuencias. Por último, posiblemente lo que más se necesita son políticas que actúen sobre el factor humano, sobre el conductor, desde su formación hasta la medición de sus capacidad psicofísicas.

 

3.- Durante el Congreso también se debatió acerca de las buenas prácticas en seguridad vial. Desde General ASDE, recientemente, hemos tenido la oportunidad de presenciar una de sus ponencias sobre el correcto uso del cinturón de seguridad.  ¿Cuáles diría que son esas buenas prácticas que en Europa -y en España concretamente- hemos implantado o estamos introduciendo y que consiguen salvar vidas?

En Europa se ha producido, en las dos últimas décadas, una verdadera revolución en materia de seguridad vial. En España en concreto, hemos pasado de los 9.344 muertos por causa del tráfico en 1989 a los 1.688 muertos de 2014, con veinte millones más de vehículos. Nuestras buenas prácticas han sido muchas, pero todas se resumen en el lema de la Organización Mundial de la Salud: “El accidente no es accidental y por ello es evitable”. Este planteamiento fue asumido por los gobiernos y por gran parte de la sociedad, y ello ha dado sus frutos. Han mejorado mucho las infraestructuras, los sistemas de control de los infractores, los vehículos, pero especialmente lo que ha cambiado ha sido el comportamiento de las personas, porque -aunque falte mucho por hacer- cada vez los conductores están mejor formados, más informados y más concienciados sobre los peligros del tráfico. En esto hay mucho que agradecer a las autoescuelas, a las administraciones y a los medios de comunicación, que han hecho un esfuerzo ingente por divulgar todo lo relativo a la seguridad vial.

 

4.- “De la formación y la educación vial al aprendizaje a lo largo del ciclo vital” fue otra de las mesas de trabajo en las que FESVIAL, Fundación Española de Seguridad Vial de la cual es usted presidente, estuvo presente gracias a la participación de Ignacio Lijarcio, Director Técnico de dicha institución. Sabemos que usted, como Catedrático de Seguridad Vial, es un firme defensor de la formación como mejor estrategia para prevenir accidentes. ¿Qué puede decirnos al respecto? En Latinoamérica quieren aprender bien la lección pero, ¿sacamos buena nota en España?

Sin quitarle importancia a ninguno de los grandes componentes de la seguridad, para mi el tema esta claro: de nada nos va a servir tener carreteras inteligentes, multas inteligentes o coches inteligentes (como los actuales), si no conseguimos tener conductores inteligentes, bien preparados, informados y formados, porque en las manos del conductor siempre estará la decisión última que puede evitar o provocar un accidente vial. Esta formación tiene que darse a lo largo de todo el ciclo vital, especialmente en las personas más mayores, ya que el olvido, los cambios en las normas, la evolución de las infraestructuras, la aparición de nuevos factores de riesgo, las nuevas tecnologías de los vehículos  o los diversos problemas asociados a la edad, hace necesario que esta formación e información sea vital para ellos. La situación en España no es mala en este sentido, pero es manifiestamente mejorable. En el caso de Latinoamérica, la situación es muy preocupante. Numerosos organismos, instituciones, colectivos, científicos, etc. (como se puso de manifiesto en este Congreso y en otros como los de CICEFOV, OISEVI, CISEV, etc.), están preocupados por la facilidad y falta de criterios para otorgar los permisos de conducir en muchos países, así como la baja formación de los instructores.  Sin dar solución a este tema, nunca se podrá abordar con éxito la seguridad en el tráfico.

 

5.- En relación a la formación vial, cabe resaltar que el sector de los Centros de Reconocimiento Médico no ha estado representado específicamente en dicho Congreso, a pesar de la clara importancia que tienen como elementos indispensables dentro del ámbito de la seguridad vial. ¿Qué opina al respecto? ¿No cree que los CRC son una pieza clave para acercar la educación vial a los ciudadanos en un estadio temprano, es decir, antes de la introducción de los conductores al tráfico y sus normas como tal?

El tema de los Centros de Reconocimiento de Conductores no estuvo presente en el Congreso, debido a que el eje central del mismo era la formación y la capacitación. No obstante, dada la importancia de esta dimensión de la seguridad vial, aún sin formar parte del programa, en distintas intervenciones y debates se trató el tema, -directa o indirectamente- y siempre despertando mucho interés entre los asistentes.

Personalmente lo tengo muy claro: creo que la labor de los CRCs ha sido y es vital en la seguridad vial; pienso que han sido muy rentables socialmente, es incuestionable que han servido para salvar muchas vidas. Estoy convencido de que sin ellos las cosas no habrían sido igual en la seguridad vial, y creo, incluso, que han hecho cosas más allá de sus objetivos, como detectar muchos problemas de salud en la población conductora.

Precisamente por esa extraordinaria importancia que tienen los CRCs, muchas veces no entiendo cómo no evoluciona más el modelo y cómo no se investiga más en este ámbito; por qué tienen tan baja presencia social y científica; por qué no se comunica más a la sociedad lo que se hace; por qué no se amplían sus ámbitos de actuación o por qué no se incide en la formación de los profesionales que trabajan en ellos.

Los CRCs son vitales para la seguridad, pero además son un patrimonio cultural, social y científico que hemos heredado y que debemos cuidar y mejorar, para que cumplan lo mejor posible sus funciones en la actualidad y se transmita de manera sólida y consistente a las futuras generaciones.